No voy a escribir en francés. Sin embargo, sabemos que en
ese idioma tan poético todo lo que tenga que ver con el amor suena delicioso.
No creo que exista una razón para ello. Tan solo es así. Como cuando queremos
empezar la dieta un lunes y casualmente nos invitan a un cumpleaños o cuando
vemos una llave dando vueltas por la casa, la cual aparece en todos lados,
SIEMPRE, y cuando la necesitamos no está ni siquiera adentro de la heladera
(lugar donde suelen estar la mayor cantidad de cosas perdidas en mi casa.)
En fin, el amor y la libertad. Todo un tema para los
entendedores del sufrimiento y todo un sufrimiento para los amantes del amor.
Casi siempre pensamos que ambas palabras no pueden ir juntas
sin contradecirse. “Decido ser libre o amo a alguien” solemos decir. Es por eso
que muchas veces no queremos involucrarnos seriamente con alguien, para no
perder esa “libertad” tan codiciada. ¿Pero de qué libertad estamos hablando? La
sensación de pérdida de la misma al estar con alguien es justamente una clara
muestra de que no es la persona indicada para uno. Sentirse enamorado,
realmente enamorado, es sentir más libertad que nunca. Poder potenciar todo lo
que uno desea, todo lo que uno es y sentirse acompañado en ese camino de donde no
hay vuelta atrás. Si la libertad que tememos perder es la de estar con otras
personas… bueno no creo tener que dar una explicación ante ello. Allí
directamente no la podemos unir con la palabra amor.
No sé, fue tan solo un pensamiento, algo que quería decir.
Algo que después de escuchar a una multitud de gente repetir y a libros describir
todavía no llego a entender: ¿La libertad o el amor? O tal vez las dos…
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